La Agencia Internacional de Energía Renovable alerta que
es imprescindible aumentar la inversión en energías renovables para que estas
puedan competir contra los bajos precios del carbón. Según el último informe de esta agencia, a pesar del notable
crecimiento de la energía solar y eólica, este crecimiento no está
contribuyendo a la reducción de emisiones de carbono. El consumo de carbón está
creciendo demasiado rápido como para poder ser compensado por las ganancias
derivadas de las energías renovables.
Según este informe,
la capacidad de generación de energía solar aumentó en un 42% en 2012 y la energía eólica lo hizo en un
19%. En comparación, el carbón sólo ha
crecido un 6% en los últimos dos años pero debemos tener en cuenta que la
capacidad total instalada de energía producida por el carbón ya era enorme, por
lo que esto supone que este crecimiento del 6% es imposible de compensar por
las energías renovables. En los últimos datos del año 2011 se puede observar como
China, en un año, ha construido más plantas de carbón que la sumas de las que ya
existen en los estados de Texas y Ohio, en Estados Unidos. Pese a que el
gobierno Chino dispone de uno de los presupuestos públicos más grandes del
mundo sigue implementando los combustibles fósiles como recurso energético
porque son baratos y de alto rendimiento.
Todos sabemos que la situación es alarmantemente crítica y
ante esto debemos preguntarnos si es posible que a día de hoy el mundo se mueva
únicamente gracias a energías 100% renovables. De vez en cuando algún gobierno
o institución pública anuncia una hoja de ruta para dirigir el mundo hacia el
100% de energía renovable para una fecha, unos hablan del 2030 otros del 2050.
Estas previsiones pueden llevar a la gente a pensar que si queremos podemos
reducir el uso de energías fósiles a 0, pero lo cierto es que deberíamos
profundizar en el tema para llegar a una conclusión clara. El primer punto consistiría en hacernos la siguiente
pregunta, ¿podemos reducir el consumo de energía tanto como estos estudios
afirman? Con el fin de producir suficiente energía a partir del viento,
recursos solares y otras fuentes renovables de energía, estos estudios suelen
presentar un escenario en el que vamos a utilizar realmente menos energía en el
futuro de lo que lo hacemos ahora debido a las mejoras en la eficiencia, pero si
nos fijamos en la situación mundial, la reducción de la demanda de energía será
especialmente difícil ya que los países pobres tratan de acercar los servicios
básicos de energía a su gente, esto hace que algunos estudios pronostiquen que podría llegar a duplicar la demanda mundial de energía.
A esto se suma el hecho de que cuanto mayor sea la
disminución del consumo de combustibles fósiles por parte de los países ricos
que puedan permitirse fomentar el uso de energías renovables, estas energías
serán más baratas, lo que incentivará su uso por parte de los países en
desarrollo. Pero lo cierto es que, el precio de los combustibles
fósiles es un precio ficticio puesto que se basa sólo en costes de obtención de
las fuentes de energía (carbón, petróleo,…) pero estos precios en muchas
ocasiones no reflejan los costes medioambientales en los que se incurre por su
uso. La introducción de estos costes en el precio final de las energías no
limpias ayudaría a incentivar enormemente el uso de energías alternativas.
Ya podemos encontrar algunas señales de cambio, en los Estados Unidos, la administración Obama se plantea la
necesidad de que para el 2050 el 80% de la energía consumida provenga de
energías renovables. Esto no va a ser barato ni fácil, pero es técnicamente
viable para los Estados Unidos según un informe publicado por el Laboratorio
Nacional de Energía Renovable de EE.UU. Otro ejemplo es lo que se conoce como el Gran Experimento
Alemán, este país ha decidido llevar a cabo reducciones drásticas en la emisión
de gases de efecto invernadero, esto se ha traducido en un notable incremento
en la producción de energía renovable. En el 2000 el 6% de la energía total
procedía de fuentes renovables y en el 2011 este porcentaje subió hasta un 20%,
acontecimiento que sitúa el caso alemán como un caso de éxito en la
implantación de las energías renovables.